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¿Estamos llevando frutos?



Semana 6
La Biblia en un año
Hoy leemos: Levítico 15:1 al 18:18

Memorizamos:
DEUTERONOMIO 4:39
"Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro." (Dt. 4:39) (RVR 1960)

Hora Silenciosa:
Lectura Devocional:
Marcos 11:12-24

El pasaje de ayer termina relatando que Jesús llegó a Jerusalén y estuvo 
recorriendo el Templo.
El versículo 11 dice que entró y miró alrededor. Tal vez como buscando algo. 
Pienso que se detuvo y observó lentamente todo lo que hacían. 
En silencio estaba caminando sin decir una palabra.
No lo sabemos pero tal vez podría estar pensando en esto que escribió Moisés:
"¡Quién diera que tuviesen, tal corazón, que me temiesen 
y guardasen todos los días todos mis mandamientos, 
para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!" (Dt 5:29) (RVR 1960)

Jesús sabe lo que la gente piensa en su corazón. Él puede ver más allá de las apariencias.
Pensar que todos estaban allí tratando de honrar y servir a Dios, pero estaban ciegos, eran incapaces de distinguir su misma presencia. Nadie se daba cuenta que Él los estaba observando.

Seguramente llegó y se encontró con mucha apariencia de piedad pero nada de santidad.
Pudo ver a los cambistas. Esos hombres codiciosos que se aprovechan de la fe para sacar dinero y perjudicar a los demás.

Pudo ver personas sinceras, pero engañadas y confundidas.
La sinceridad no salva a nadie, solo la fe en Jesús nos puede salvar.
Hay muchos en estos tiempos que son sinceros en cumplir y guardar los sacramentos de la religión, pero, si no han nacido de nuevo, si no siguen solo a Cristo, con toda sinceridad van camino a la perdición.

En el templo, Jesús se encontró con los hipócritas que cumplían con los rituales fríos de la religión, seguían con las costumbres, pero no tenían una relación auténtica y profunda con Dios. Les faltaba misericordia y amor por los demás.

Me detengo a pensar si realmente hoy lo pude reconocer cuando nos estaba observando en la reunión. Él estaba allí cuando comenzamos a partir el pan y luego cuando dimos a beber la copa.
Él escuchó nuestras alabanzas y nuestras oraciones.
Me pregunto ¿Qué pudo observar en mi propia vida? ¿Cómo me ha encontrado? ¿Qué piensa de mi?

Marcos nos dice que, como ya estaba oscureciendo, prefirió salir.
Esa noche se retiró y se trasladó hasta Betania.

Al día siguiente se dirige nuevamente a Jerusalén pero en el camino se encuentra con una higuera. La observa desde lejos, tiene grandes hojas, lo cual da la apariencia de tener buenos frutos.

El Señor tiene hambre y se acerca, pero no encuentra nada. Es una planta estéril.
Tal vez la higuera nunca esperó ni se imaginó que ese día tendría un encuentro final con su Creador.

Jesús condenó a la higuera porque no tenía frutos aunque tenía buena apariencia.
Los discípulos escucharon claramente cuando el Señor le dijo: "Nunca jamás coma nadie fruto de ti."

Todo esto que pasó es una clara ilustración del pueblo de Dios y de lo que Jesús encontró en el Templo. Por fuera daban una buena apariencia pero eran estériles y sin fruto. No servían para nada.
Marcos nos cuenta que Jesús regresa al Templo y así como castigó a la planta que no daba los frutos esperados, de la misma forma ejecuta juicio y condena sobre todos los que estaban haciendo un comercio y sacando beneficios de la vida espiritual de otras personas.

Esto nos deja una gran lección. Aunque no lo esperemos, en cualquier momento, nos encontraremos con nuestro Creador. ¿Encontrará en nosotros el fruto que Él espera?

En otra oportunidad Jesús contó una Parábola (ver Lucas 13:6 al 9) diciendo que un hombre llegó para buscar frutos en su higuera pero como no encontró nada, le pidió al Jardinero que la corte porque su presencia afectaba la tierra y quitaba fuerzas para que otras plantas crecieran.

El Jardinero le pidió al hombre que le diera una oportunidad más a ésta planta estéril:
"Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, 
hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; 
y si no, la cortarás después." (Lc. 13:8-9) (RVR 1960)

Si bien el pasaje se aplica para Israel, quiero decirte que, en lo personal, veo a Jesús como ese Jardinero mediador. Cuando mi vida estaba lista para ser cortada porque no llevaba los frutos esperados, él intercedió a mi favor. Él se ocupó de mi. Me mostró su amor. Dedicó tiempo, cavó a mi alrededor. Me abonó, me cuidó, cortó aquellas ramas inútiles.

Solo puedo llevar frutos cuando permanezco a su lado y le permito que trabaje en mi vida. 
¡Qué sería de mí si no fuera por su gracia, su paciencia, su dedicación y su amor!
Me hago esta pregunta final:
¿Qué encontrará el Señor en tu vida y en la mía cuando regrese? ¿Recibirá los frutos que él espera?

Germán E. Wursten Elmer


Las citas bíblicas marcadas (RVR 1960) son de la Reina Valera © 1960. El texto Bíblico ha Sido Tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; Renovado © 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado Con permiso.

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