El que hace mucho con muy poco
Semana 4
La Biblia en un año:
Hoy leemos: Éxodo 21:22 al 25:9
Memorizamos: Jeremías 32:17
"¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada, que sea difícil para ti;" (Jer 32:17) (RVR 1960)
Pasaje Bíblico Devocional
Hora Silenciosa:
Marcos 8:1 al 10
Seguimos con nuestro recorrido por el evangelio de Marcos.
En el capítulo anterior vimos que los discípulos comprobaron, una vez más, que Jesús atiende al clamor de los más necesitados.
Él se interesa por los débiles, aquellos que son incapaces de
resolver sus problemas por sus propias fuerzas. Aquellos que no cuentan con capacidades físicas, económicas o materiales pero se postran delante de Él y le ruegan creyendo en su poder.
Por un momento tratemos de pensar en los discípulos que están acompañando a Cristo.
¿Cuánto hace que respondieron a su llamado? ¿Cuánto hace que lo siguen?
Probablemente han pasado más de dos años caminando con Él.
¿Cuántas cosas han visto que Él es capaz de hacer?
Lo han visto caminar sobre el mar; calmar la tempestad; resucitar a los muertos; alimentar a los hambrientos con tan solo unos pocos panes y peces que recibió en aquel momento.
Ellos le han visto hacer muchos milagros. Saben que ha dado vista a los ciegos; ha hecho al mudo hablar y al sordo escuchar.
A esta altura, después de ver a Jesús obrar ¿Qué les puede preocupar? ¿A qué le pueden temer? ¿Por qué llenarse de ansiedad?
Uno diría que, con toda la experiencia y las vivencias ya deberían estar más que tranquilos, felices y confiados sabiendo que Jesús está a su lado.
Pero, lamentablemente, como podemos ver en el pasaje de hoy, ellos, al igual que nosotros, en la hora de la prueba y la necesidad, se enfocaron en la dificultad.
Muchas veces nos pasa lo mismo. Sacamos la mirada de Cristo y nos detenemos a calcular como podemos resolver las cosas con nuestra propia capacidad.
Es algo habitual que perdamos de vista lo que ya sabemos y cuando las cosas se complican volvemos a sentirnos frustrados, preocupados, afanados y turbados. Miramos lo que tenemos y luego, con tristeza y con temor decimos... hasta aquí llegamos... ¡con esto no podemos!. Es mejor que nos marchemos. Dejamos todo y que se alimenten solos.
Cada cual vea a su manera como se las arregla.
A diferencia de lo que se suele escuchar en estos tiempos, hoy podemos ver en el pasaje, que seguir a Jesús no me garantiza tener alimento, sustento, comodidad y seguridad.
Vuelve a leer los versículos 1 al 3.
Era una gran multitud la que estaba con Jesús y sin embargo no tenían nada para comer.
Habían pasado tres días y estaban en ayunas. Nadie ofrecía nada.
No había un edificio, no había comodidad, no había alimentos,
pero ellos seguían a Jesús igual.
¡Qué interesante! me detengo a pensar...
¿Sigo a Jesús aunque no reciba nada físico o material?
En un momento Jesús miró a las personas.
Como un buen pastor observa el rebaño y cuida de sus ovejas,
así Jesús mira a los que le siguen y piensa ¿Cómo les puedo ayudar?
Observa que el Señor, en esta oportunidad, solo hace un comentario a los discípulos y les dice: "Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo,
y no tienen qué comer;" (Mr 8:2) (RVR 1960)
Él estaba pensando en la manera de alimentar a las multitudes pero los discípulos asumen que son ellos los que deben suplir la necesidad. Ellos están pensando solamente en sus capacidades y posibilidades y dicen: Es imposible. (Lee Mateo 15:33)
No se trata de lo que YO puedo hacer sino de lo que ÉL quiere hacer a través mío. Solo debo entender que Él tiene compasión y Él me quiere utilizar. Él sabe bien qué hacer en cada situación. No me debo preocupar.
Finalmente el Señor les muestra que alimentar a las multitudes es tarea del cielo.
Solo hace falta poner en las manos del Señor lo que tenemos y Él se encarga de multiplicarlo.
Muchas personas hoy están hambrientas y el Señor sigue diciendo: "Tengo compasión de ellas" ¿Quieres alimentarlas?
Mientras sigamos guardando los recursos para nosotros mismos seguiremos pasando necesidad. Cuando demos con generosidad para que su obra se lleve a cabo el Señor hará el milagro.
Gracias a Dios por aquellos que, voluntariamente, entregan sus "panes y sus peces" porque hacen posible que otros reciban la bendición del Señor.
Germán E. Wursten Elmer
Las citas bíblicas marcadas (RVR 1960) son de la Reina Valera © 1960. El texto Bíblico ha Sido Tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; Renovado © 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado Con permiso.
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