“La sangre marcó las puertas en Egipto. Hoy, marca los corazones de los que han creído en Jesús como Salvador.
Hablemos fuerte y claro:
PASCUA NO ES TRADICIÓN
ES REDENCIÓN.”
"He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo."
Juan 1:29
Día 1 – Domingo de Ramos:
Estamos entrando en lo que se conoce como Semana Santa, y este día domingo es llamado... El Domingo de Ramos.
Pero…
¿Qué es el Domingo de Ramos?
No se trata solo de conmemorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, donde la gente lo recibió con palmas y gritos de “¡Hosanna!” (Mateo 21:9).
El Domingo de Ramos marca el comienzo de la liberación.
Así como el pueblo de Israel estaba encadenado en la esclavitud en Egipto, sometido al látigo de un amo cruel, el ser humano hoy vive esclavizado por el pecado, sufriendo las consecuencias de un amo malvado.
La sangre marcó las puertas en Egipto. Hoy, marca los corazones de los que han creído en Jesús como Salvador.
En aquella noche, para salvarse de la plaga, Israel debía marcar sus casas con la sangre de un cordero sin defecto, obedeciendo la Palabra de Dios (Éxodo 12:13). Esa señal fue un acto de fe que abrió el camino a la libertad y a la redención.
Del mismo modo,
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
Jesús, el Cordero perfecto, se ofreció voluntariamente. Su sacrificio en la cruz no fue un mero ritual, sino el cumplimiento de la verdadera Pascua:
Jesús murió para dar salvación a la humanidad pecadora.
Derramó su sangre en la cruz, marcando la diferencia entre esclavitud y libertad.
Fue sepultado, pero al tercer día resucitó, venciendo a la muerte.
Solo por fe en Él podemos ser perdonados y salvados por la eternidad.
HABLEMOS CON VALENTÍA Y CLARIDAD:
No cambiemos al Cordero amado por símbolos vacíos, como conejos o huevos pintados.
No permitamos que lo sagrado sea reemplazado por tradiciones sin fundamento.
La Pascua es redención, es la gracia de Dios liberándonos del pecado, así como liberó a Israel de la esclavitud en Egipto.
Que este Domingo de Ramos nos recuerde la verdad: al aceptar a Jesús y “marcar” nuestro corazón con su sacrificio, somos liberados y transformados para vivir en la libertad que solo Él ofrece.
@Gerwuer
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