“Y amarás al SEÑOR tu Dios con... TODAS tus fuerzas”.
(Deuteronomio 6:5)
“Debemos seguir amando a Dios con todas nuestras fuerzas, incluso cuando sentimos que no nos quedan fuerzas”.
Gerwuer
En esta mañana me ha tocado leer aquel conocido versículo donde Dios nos dice que lo debemos amar con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma pero además agrega que lo debemos amar con TODAS nuestras fuerzas.
«Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.»
(Deuteronomio 6:5)
¿Amar a Dios con todas mis fuerzas? ¿Es posible seguir amando a Dios aún cuando veo que no responde a mi oración?
Hay situaciones en la vida donde sentimos que las fuerzas nos abandonan. Hay aflicciones que nos destrozan el corazón. Hay pruebas que nos desgarran el alma.
Solo aquel que está atravesando por una tormenta espantosa puede entender lo difícil que es seguir en pie, con la mirada puesta en el cielo, cuando aquí abajo se nos sacude el suelo.
Mientras en mi vida todo está en calma es fácil hablar de amar a Dios con toda el alma.
Hoy me pregunto y te pregunto:
¿Seguirás amando a Dios aún cuando ves que Él no responde a tu oración?
Si la peor tormenta de tu vida se empecina en destrozar la embarcación donde navegas.
Si ves que la prueba no se termina y que las cosas perdidas no se recuperan.
Si sientes que tu dolor aumenta...
¿Seguirás amando a Dios con todas tus fuerzas?
Te lo vuelvo a preguntar...
¿Seguirás amando a Dios aún cuando ves que las cosas siguen mal y parece que Dios no quiere actuar?
En realidad, con cuánta facilidad podemos hablar de amar a Dios cuando todo en nuestra vida está en calma. En esos momentos podemos cantarle y adorarle con toda el alma, pero cuando vemos que nuestro cielo se oscurece y la respuesta que tanto deseamos no aparece. Cuando no vemos salida por ningún lado, es allí cuando nuestro amor a Dios es probado.
Es precisamente cuando nos encontramos frente a frente con el horno de fuego, cuando nuestro amor a Dios se pone en juego. Es en ese momento espantoso, cuando somos lanzados a la fosa del León cuando se ve si permanecemos firmes y fieles en la oración. Cuando nos asalta el dolor y sentimos que todo a nuestro alrededor se oscurece es cuando nuestra fe crece o simplemente desaparece.
En esta mañana me ha hecho bien recordar lo que Dios le dijo a su pueblo en más de una oportunidad.
“No temas... No temas... No temas”
«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.»
(Isaías 41:10)
Las cosas en esta vida se pueden complicar aún más y todo en la tierra se puede perder, pero aquellos que tienen su confianza puesta en Dios jamás van a perecer. Sus almas están seguras y al final celebrarán todos abrazados en aquel lugar donde toda lágrima se enjugará y el llanto no existirá.
Busca consuelo y refugio en Dios. Él renovará tus fuerzas y te sostendrá en medio de tu angustia y soledad. Su Palabra es el aliento que necesitas para seguir viviendo en los malos tiempos.
Te abrazo en medio del dolor que ahora destroza tu alma sabiendo que las palabras sobran cuando las fuerzas faltan.
Gerwuer